Si Este Amor Se Va Me Muero, Anna Harris [web ebook reader TXT] 📗

Mi Querido Sandro (Roberto) te dedico esta historia que me la inspirastes tu, gracias por tu inspiracion sabes que te quiero mucho...


Quien se creia Nando que era?, acaso un Dios, la verdad es que su fama como piloto de autos le hacian creerse la crema de el automovilismo pero
a ella le caia pesima su forma de comportarse, su fama de mujeriego y sobre todo que se la pasaba de fiestas aunque en sus ojos veia algo como la tristeza
y a veces le conmovia el corazon. Si, claro que habia intentado seducirla pero vio que no consiguio nada asi que de alguna forma le daban ganas de
hacerlo mas, claro ella siempre se portaba un poco despota con el, de esa manera no se creaba ideas erroneas en su cabeza llena de nombre de mujeres
todas listas para estar con el a cualquier hora de el dia o de la noche. Aquel dia como siempre estaban en el club deportivo, mas que nada iban los
fines de semana los de el grupo, aunque ella pertenecia a su grupo de amigos no le hacia mucho caso y creo que por eso el se las daba mas de interesante
delante de ella.
"Van a nadar?", pregunto Carolina.
"Eh buena idea", contesto Jorge que desde luego siempre estaba dispuesto a todo lo que Carolina pedia por su boquita.
"Vamos a la piscina", sonrio Nando que llevaba unos shorts blancos y un pullover de manga corta de color azul.
"Si, eh Anita, ven, vamos a la piscina", la trato de entusiasmar Miguel.
"No, vayan ustedes, yo no tengo ganas"
"Le tienes miedo al agua?", bromeo Nando, lo miro un poco ironica.
"No le tengo miedo pero no tengo nada que probarte a ti", le sonrio con esa mirada encendida que a veces le hacia que sus piernas temblaran.
"Ah yo no he dicho que me pruebes nada, si no quieres ir alla tu, te pierdes la diversion", volvio a mirarla con un vaso de licor en las manos.
"No me interesa tu tipo de diversion Nando", el se le acerco y le susurro algo muy cerca.
"Que sabes tu cual es mi tipo de diversion", se puso un poco serio.
"Me parece que la se muy bien, autos, mujeres y licor"
"Ah vaya me tienes bien fichado", volvio a sonreir.
"Para nada querido", Nando se encamino hacia la piscina.
"Ven cuando estes de humor"
"Nunca", el joven apuesto con ojos de gitano se marcho rumbo a donde estaban sus amigos, detras quedo Anita echa una furia, enseguida se le acerco Laura.
"No crees que eres un poco dura con Nando?"
"No digas tonterias, dura, se merece mas por idiota y engreido"
"Lo odias tanto?"
"No es odio, simplemente no soporto su manera de comportorase como toda una estrella"
"Pero lo es, te guste o no", le comento Laura.
"A mi ni me gusta ni me disgusta, ademas para que hablar tanto de el"
"Oye no sera que te gusta Nando?', su amiga vio algo en los ojos de Anita.
"Que dices, gustarme Nando, para nada"
"No se estas todo el tiempo atacandolo, dicen que el odio es amor"
"Yo creo que tu estas tarada, yo lo ataco porque a veces se comporta como un idiota, nada mas"

Lo veia atrasves de los cristales de el ventanal de el club, parecia divertirse con sus amigos, llevaba espejuelos obscuros, lo que no sabia era que el la miraba
atraves de ellos, Laura conocia bien a Nando y sabia que no era tan superficial como creia Anita, solo que en su mundo de soledad se sentia tan vacio que
lo llenaba con mujeres y con esas conquistas faciles mas deseaba encontrar el amor, ese que toda su vida lo eludio. Lo escuchaba cantar con su guitarra
a la orilla de la piscina una cancion titulada "Quiero ser un hombre respetado", todos le hacian coros y se divertian. Anita le hubiera gustado acercarse y
participar pero su orgullo no la dejaba pues no queria hacerle ver que se moria por ser parte de su diversion, nunca se lo haria ver. Nando miro hacia ella
y le vio alli sentada con un libro pues Laura se habia marchado y estaba alli con ellos, entonces comenzo a entonar "Marea Baja", Anita sintio sus ojos llenarse
de lagrimas, no entendia lo que le pasaba cuando lo escuchaba cantar, lo hacia bien y habia sacado algunos discos cuando no participaba en pruebas
automovilisticas. Sentia las lagrimas arderle en la cara asi que se paro y se encamino a la puerta de el club con el corazon encogido, no entendia lo que le
pasaba con Nando pero no lo queria descubrir. Cuando Nando vio que se encaminaba a la puerta dejo la guitarra en un tumbona y dejo a sus amigos alli
divirtiendose y fue tras ella.
"Eh donde vas?"
"A casa", le dijo segura tratando de que no viera sus ojos humedos.
"Quedate, te prometo comportarme", dijo serio, ella nunca lo vio decirle algo tan en serio.
"No te molestes Nando"
"Que te pasa?", toco su brazo, ella no quiso voltearse.
"Nada, solo quiero irme", el la hizo girar y vio sus ojos humedos.
"Que te pasa, estuvistes llorando?", ella miro algo en su mirada que nunca habia querido ver antes, una ternura especial.
"No, claro que no, dejame quiero irme a casa", se desprendio de su brazo y se encamino hacia su auto, la vio montarse en el.
"Dime, que tienes, nunca te vi asi", trato de no ser el mismo Nando ironico de siempre.
"No tengo nada, solo que no quiero quedarme mas aqui", arranco el auto y lo puso en marcha, Nando se quedo sorprendido, le conmovio el corazon mirar
aquellos ojos llenos de lagrimas, que le pasaria?, por que habia llorado?, se preguntaba. Ya no tenia ganas de ir adentro y divertirse, sin decirle nada a nadie
fue a recoger su auto, no queria quedarse mas en el club, ella no estaba, se daba cuenta que algo intenso le pasaba con ella.

Anita llego a casa y le paso por el lado a la criada que la miro sorprendida ante aquel despliege de lagrimas, la joven se le acerco.
"Que le pasa Senorita?"
"Nada no te preocupes , no me pasa nada"
"Pero Senorita esta llorando"
"No es nada, te lo aseguro"
"Quiere almorzar algo?", le pregunto preocupada.
"No, ahora no, donde esta mi tia?"
"La Senora salio hace un rato a jugar canasta"
"Esta bien, voy a la biblioteca un rato, ya te dire cuando quiero almorzar"
"Bien Senorita", la miro y vio algo en sus ojos que no habia visto nunca, tal vez estaba enamorada y no correspondida, penso.

Nando cruzo la puerta de su gran casa y prendio un cigarrillo, sentia el mismo vacio de siempre aunque esta vez su corazon latia un poco acelerado y se
daba cuenta por lo que era, escucho la voz de su mayordomo.
"Senor, ha llegado temprano"
"No estoy de humor para estar con los amigos"
"Ah ya veo Senor"
"Me preparas algo ligero de comer, por favor"
"Si claro Senor Nando"
"Gracias, voy a estar al lado de la piscina, llamame", se dirigio hacia una de las tumbonas y se acomodo en ella mientras fumaba y el humo le acariciaba
la nariz.
"Que le ocurriria, que?", se preguntaba, por su mente cruzo ir a la casa de Anita.
"Y por que no?, si debia ir, no creo que me saque de alli a patadas", fue a donde el mayordomo en la cocina.
"No me prepares nada voy a salir, regreso en un rato"
"Le hago cena Senor?"
"Si, si hoy no voy a salir", tomo su auto y lo condujo a casa de Anita, al llegar se bajo y pulso el timbre. La criada abrio, cuando lo miro se quedo con la boca
abierta, era Nando Ortiz el famoso automovilista y cantante.
"Esta Anita?"
"Eh, eh, si, si esta", no sabia ni que decirle.
"Solo dime donde esta, necesito hablar con ella", como negarle lo que pedia, era un tipo atractivo.
"Esta en la biblioteca Senor"
"Puedes decirme donde esta?"
"Yo lo llevo", la chica lo encamino a la biblioteca y vio como Nando empujaba la puerta, cuando Anita lo vio se quedo sorprendida.
"Que haces aqui?", levanto sus ojos de el libro.
"Me quede pensando en tus lagrimas", Anita vio una cara de Nando que no conocia.
"No era para que vinieras hasta aca", se le acerco y se agacho ante ella.
"Necesitaba saber cual era el motivo de tus lagrimas, de que esos ojos tan bonitos lloraran", parecia que era sincero mas Anita no podia fiarse de Nando.
"Gracias por el cumplido Nando, no me pasaba nada, cosas mias"
"A mi me parece que son cosas mias tambien", seguia serio, Anita no detecto la ironia de siempre.
"No te equivoques, no me pasa nada contigo", trato de no dejarse llevar por lo que sentia.
"Entonces porque tiemblas cuando estoy asi de cerca de ti", la miro con sus ojos llenos de intensidad.
"Nando, mejor vete, no...", el le tomo el menton suavemente.
"No soy como piensas Anita, no lo soy, no tienes idea de como soy, me juzgas sin saber", miro tristeza en sus ojos.
"Perdoname si te he tratado mal antes, si, tal vez no sepa bien como eres", le acaricio el pelo pues el seguia agachado frente a ella.
"Solo quiero que podamos llevarnos bien"
"Lo pensare"
"Vente conmigo a la playa un rato", le dijo entusiasmado pero Anita no queria caer en las redes de Nando Ortiz aunque le pareciera sincero.
"No, no puedo, tengo otras cosas que hacer", el se dio cuenta que ella no confiaba en el.
"Tienes alguna cita?", le pregunto sintiendo celos, nunca los habia sentido con nadie.
"No con un hombre, son cosas con mi tia", le mintio porque no queria salir con el y verse vulnerable a su cercania como en ese momento.
"Esta bien, te vere en el club manana?"
"Si, ya sabes que siempre voy"
"Manana canto ahi, me gustaria que fueses, asi me dejarias saber que hicimos las paces", ella sonrio ante aquel comentario.
"Alli estare", Nando se paro y se dirigio a la puerta.
"Nando", lo llamo.
"Si?"
"Gracias por preocuparte", dijo sincera, Nando solo le sonrio con aquella tristeza en sus ojos que ahora acababa de comprender un poco.

Nando estaba en su casa y se acordaba de aquella caricia de Anita en su pelo, sabia que algo le pasaba con ella, algo distinto a lo que sintio por otras mujeres.
Tal vez se estaba enamorando de ella pero el no sabia como se sentia el amor pues nunca lo sintio ni lo tuvo en su vida. Sono el telefono y el mayordomo lo
contesto.
"Senor lo llaman por telefono"
"Quien es?"
"Es el joven Arturo", se encamino hacia el telefono.
"Hola"
"Que te pasa que no has venido?"
"Nada estoy cansado, es todo"
"Desaparecistes de el club sin decir nada, te dejastes la guitarra"
"No me di cuenta, tenia cosas que hacer"
"Como caerle atras a Anita"
"No fue eso lo que hize, mira guardame la guitarra"
"No vienes esta noche, mira que esto esta bueno aqui"
"Quiero dormir, estoy cansado Arturo, pasenla bien"
"Nos vemos manana en el club"
"Si, nos vemos manana", si supieran que estaba cayendo rendido ante aquella mujer que lo habia mirado con los ojos llenos de llanto no se lo creerian, el
sinico de Nando Ortiz, mujeriego empedernido, el que no sabia lo que era amar de verdad.

A la manana siguiente la tia de Anita la esperaba para desayunar en el comedor, la vio llegar y